Adicciones y tratamientos

Una adicción es una enfermedad que afecta el cerebro y el comportamiento de una persona. Se caracteriza por la compulsión repetitiva de buscar y consumir sustancias o realizar ciertas conductas, incluso si esto puede ser perjudicial para la salud o el bienestar de la persona.

A menudo, las personas que padecen adicciones experimentan cambios en su comportamiento y su estado anímico, y pueden tener dificultades para controlar sus impulsos y tomar decisiones racionales. Por otro lado, ante la adicción se produce negación, que hace que la gente no busque ayuda hasta que la adicción está instaurada y ha causado grandes males en la persona, la familia y, en definitiva, su entorno.

Pero… ¿qué causa la adicción?

Entre otras cosas, el cerebro humano funciona en base a las recompensas que recibe. Ante una acción agradable, el cerebro genera una recompensa que se conoce como “refuerzo positivo”. El alcohol y las drogas son sustitutos químicos de “reforzadores naturales” pero mucho más poderosos y persistentes. Por su parte, ante un buen sabor, una imagen agradable o divertida, la adquisición de un premio o una victoria, nuestra mente se siente feliz o liberada.

Es por ello que las adicciones pueden tomar muchas formas, incluyendo la dependencia de sustancias químicas como el alcohol, la cocaína, los opiáceos y otros fármacos, pero también pueden involucrar comportamientos adictivos como el juego patológico, la adicción al sexo, o el trastorno alimentario.

La exposición continuada puede aumentar la conducta de búsqueda de la sustancia y llevarte a una etapa adictiva, debido a que se estimula el llamado “circuito de recompensa” del cerebro y por lo tanto el cerebro acaba asociando el alcohol, drogas o comportamientos con la recompensa, volviéndose esta conducta compulsiva. Cuando el consumo queda completamente establecido, se producen cambios neurológicos que afectan al auto control y a la toma de decisiones.

Aunque cada adicción tiene sus propias características, todas las adicciones comparten una serie de rasgos comunes, como la pérdida de control sobre el uso de la sustancia o el comportamiento adictivo, independientemente del daño que esté causando, la necesidad de aumentar la dosis para sentir los mismos efectos, y la experiencia de síntomas de abstinencia cuando se intenta dejar de consumir o realizar el comportamiento adictivo.

Adicción al cannabis

Pese a que un gran número de personas minimiza el impacto de uso, el consumo de cannabis o marihuana puede acabar con graves consecuencias para la vida de la persona. Pudiendo dar lugar a varios tipos de trastornos mentales, entre los que se incluyen los trastornos psicóticos. El cannabis actúa sobre el sistema de gratificación y recompensa cerebral a través del estímulo de la liberación de dopamina exactamente igual que sucede con otras drogas.

Su uso está muy extendido, sobretodo entre el sector más joven de la población, quizás por ser considerada erróneamente como una «droga blanda», cuyo consumo provoca pocos efectos nocivos. Es fácil empezar a fumar porros diariamente y a convertir el consumo en la forma de mantener la distancia con esa realidad que nos hace daño y a la cual no queremos enfrentarnos.

Adicción a la heroína

Aunque la heroína es una droga altísimamente adictiva, con frecuencia nos encontramos con muchos usuarios jóvenes que se inician aspirándola por la nariz o fumándola, pensando, erróneamente, que de esta manera no se llega a la adicción. Si al principio la obtención de placer es la causa del consumo, con el paso del tiempo, lo que la persona consumidora buscará es aliviar el malestar que le produce la ausencia de la propia heroína. Llegando al punto en que toda la vida del adicto gira alrededor de la búsqueda, obtención y consumo de la heroína, dejando de mostrar interés por su entorno, su familia y sus amigos.

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